El 13 de septiembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas realizó la Declaración Universal sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, donde se reconocen y protegen los derechos colectivos e individuales de los Pueblos Originarios, como al territorio, a los bienes naturales, a preservar y fortalecer sus propias instituciones, su cultura, identidad y lengua, el acceso la salud, la educación y a determinar libremente su condición política y desarrollo económico.
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