La obesidad, el sedentarismo, los hábitos poco saludables y los antecedentes familiares son los principales factores de riesgo para el desarrollo de esta patología crónica que, sin el correspondiente seguimiento, apareja graves consecuencias en niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores.
“La diabetes es una enfermedad metabólica caracterizada por la glucemia o el nivel de `azúcar´ elevado en la sangre, denominado hiperglucemia, y esto puede ocurrir por la falta de secreción o acción de la insulina, lo que llamamos insulinorresistencia. ¿Qué es la insulina? Es una hormona producida por el páncreas que mantiene el nivel normal de glucemia en la sangre y su falta ocasiona graves perjuicios, generando problemas a nivel sistémico y atacando a los órganos que llamamos nobles, es decir el corazón, los riñones, los ojos y los nervios periféricos derivando en otras afecciones como ACV, insuficiencia renal, hipertensión arterial, retinopatía, úlceras y pie diabético, entre otras”, explicó la Coordinadora Médica de Unidad Programas del Ministerio de Salud, Laura Menna. Además, resaltó que “por lo general es una patología silenciosa y pueden transcurrir muchos años sin que la persona sepa que la tiene”.
“La diabetes puede tornarse grave si no se asume una responsabilidad personal y familiar de cambiar hábitos, si no se realizan controles periódicos con el médico de cabecera y si, en el caso de estar medicada, la persona no respeta las indicaciones”, sostuvo.
Atención a las señales
“Los síntomas más habituales con los que se presenta la diabetes son: mucha sed, ganas frecuentes de orinar, aumento del apetito y pérdida de peso; también podemos sospecharla cuando la persona presenta heridas que tardan en cicatrizar. Del mismo modo, pueden aparecer signos más graves como la visión borrosa o la deshidratación extrema que obligan a veces a la internación e incluso directamente al ingreso a cuidados intensivos”, añadió Menna.
De igual manera, sin que implique un diagnóstico obligado, el historial familiar debe tenerse en cuenta, cumpliendo con los chequeos a tiempo, incluso desde la infancia.
¿Cómo podemos evitarla?
“Los factores de riesgo más importantes para desarrollar la diabetes son la obesidad y el sedentarismo”, indicó y detalló que “aquí debemos considerar, por un lado, el tipo de alimentación actual basada, generalmente, en hidratos de carbono, harinas, frituras y elevada cantidad de azúcar; esto significa, comidas rápidas, chatarra, snacks, panificados, empaquetados, golosinas y bebidas endulzadas o gaseosas; y por otro, la escasa actividad física en personas de todas las edades, lo que en los niños está sujeto a los hábitos del grupo familiar y la decisión de los adultos”.
Por eso, apuntó que “mejorar nuestros hábitos en el día a día será fundamental para alejar la diabetes; con esto queremos decir que siempre que sea posible debemos preparar nuestros alimentos, eligiendo platos variados y si no es posible la cocina y debemos comprar, optar por las alternativas más saludables. El agua es imprescindible, durante todo el día y no se reemplaza con otros líquidos como jugos, mate o té. La actividad física es aliada: caminar, usar la bicicleta, practicar deportes y fomentarlo en los demás, nos ayudará a una mejor condición de nuestro organismo, impactando de manera positiva en la salud en su conjunto”.
Para recordar
Como enfermedad crónica, para el abordaje de la diabetes es fundamental el trabajo interdisciplinario con médico, enfermero, psicólogo, nutricionista y otros miembros del equipo de salud que acompañan al paciente y su familia para un correcto control que permita una buena calidad de vida.
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